(¡¡¡Aleluya!!!, se nos ha permitido vivir hasta hoy y escribir este devocional por medio año. Con algunos problemas técnicos a veces, con algunas debilidades humanas, pero aquí estamos, siguiendo el propósito que iniciamos el 1 de enero de 2019. Damos muchas gracias al Altísimo, Señor de nuestras vidas y le rogamos que lleguemos al 31 de diciembre incólumes.
En Dios confiamos. Amén)
#Día 182 (julio 1 de 2019)
"Él (Jesús) le dijo: ¿Qué quieres?
Ella le dijo:
Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda."
Mateo 20:21
Hay peticiones que nos descabalan.
Como aquel hombre cuyo sueño era sacarse la “Polla Gol” y un día ocurrió. Le anuncian que se ha ganado el premio mayor. Tuvo la excepcional suma de un millón de dólares en su mano, eso fue un exceso para su capacidad administrativa, terminó -después de gastarlo todo-, más pobre de lo que era antes de ganar el sorteo.
Aquí en esta historia tan singular se nos presenta una madre con aspiraciones de grandeza; el Señor Jesús, con solícita deferencia le pregunta:
¿Qué deseas? ¿Cuál es tu mayor aspiración en la vida? ¿Cuál es tu ambición? ¿Con qué sueñas despierta? ¿Qué demandas de Dios?
Las respuestas podrían ser innumerables, como la cantidad de seres que hay en la tierra. Así es que reduzcamos la opción a ti: ¿Qué deseas?
Un auto, una casa propia, un buen marido, hijos sanos, una mujer fiel, un departamento en la playa, un viaje alrededor del mundo, servir a Cristo, hablar otro idioma, ser como Cristo, etc…mil y una más.
Está bien que haya aspiraciones, la vida sería una fomedad si no hubiera una expectativa para levantarse cada día. Solo que la respuesta a la pregunta es importante.
En el caso de esta madre fue: “Mis hijos”.
Sus hijos, ni más ni menos que Juan y Jacobo , los famosos "hijos del trueno".
Las madres son seres impresionantes, se postergan por sus hijos, ruegan por sus hijos, dan la vida por sus hijos (bueno, sí, algunas no tanto, hablamos en general).
El Señor ve el interés pero va más allá de la abrumadora petición que podría llegar a destruirlos. "Ustedes no saben lo que piden", les responde.
Y...¿Qué quieres tú?
(Continuará…)
Te regalo una hermosa canción: