¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea?
Jeremías 23:24
El viento mece los campos de lemongrass; el viento susurra incontables historias de Dios en su provisión de cada día; el viento…
Cuenta que una mujer fue sanada de esa incurable enfermedad de sangre, un leproso quedó limpio como la piel de un bebé, a un ciego lo encandilaron los colores de la creación, un muerto salió caminando de su tumba; cuenta que un mar abrió de par en par sus puertas y el pueblo caminó en tierra seca; sentimos a través de las edades el sonido de las murallas derribadas…el viento murmura a tu oído los hechos portentosos que sucedieron, que suceden hoy y que seguirán ocurriendo.
Nada ni nadie puede excluirse del Dios siempre presente, podrá negarlo, podrá desconocerlo, podrá erguirse indiferente, jamás podrá acallar al viento que sopla de dónde quiere …
Un gran avivamiento se espera, se desea, vendrá con el soplo del Espíritu y serás testigo de su revelación.
El salmista nos presta palabras para expresarle nuestra devoción:
“¿A dónde podría ir de tu Espíritu?
¿Dónde podría correr y esconderme de tu cara?
Si subo al cielo, estás ahí!
Si desciendo al reino de los muertos,
¡tú también estás allí!
Si vuelo con alas hacia el brillante amanecer,
¡estás ahí!
Si vuelo en la radiante puesta de sol,
¡estás ahí esperando!
Donde quiera que vaya, tu mano me guiará;
Tu fuerza me dará poder.
Es imposible desaparecer de Ti.
o pedir a la oscuridad que me esconda,
porque tu presencia está en todas partes,
trayendo luz a mi noche.
No hay tal cosa como la oscuridad para Ti.
La noche te es tan brillante como el día
No hay diferencia entre los dos."
Salmos 139:7-12 (Versión TPT)
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