"Si vosotros, pues, no podéis hacer algo tan pequeño, ¿por qué os preocupáis por lo demás? "
Lucas 12:26 (BLA)
El contexto de este pasaje tiene que ver con el afán y la ansiedad.
La palabra afanarse, tiene relación con la idea de distraerse sin sentido.
En cierta ocasión, leí un comentario respecto a esta porción, que quedó grabado en mi retina. En el verso anterior al de nuestro devocional de hoy, nuestro Señor Jesús, nos pregunta si alguien por mucho que se afane podría añadir a su estatura un codo, es decir 45 centímetros aproximadamente. La respuesta es, obviamente, no, ninguno de nosotros; aunque usemos tacos altos, no podemos elevar la estatura de nuestro cuerpo.
Pues bien, el autor que leí, tenía la imagen de una persona de pequeña estatura, algunos dirían un enano, quien tiene una idea fija en su mente: ser más alto para hacer muchas cosas que, en su condición, no puede lograr. La añoranza de esta persona es totalmente legítima, ser más alto.
¿Cuál es el error que comete en este planteamiento?
Mientras se afana en la búsqueda de la "fórmula para crecer", descuida aquello que sí puede y debe hacer; siendo pequeño puede hacer muchas cosas que alguien de gran estatura no puede, pero está tan enceguecido y obsesionado en lograr algo que no puede hacer, que no se da cuenta que no se está ocupando en aquello que debe hacer.
Gasta todas sus energías y fuerzas en conseguir algo que no le es factible, distrayéndose de ser efectivo en aquello que si puede lograr.
Este pasaje, en realidad, cuando habla de estatura, sería más correcto considerar la idea de largura de vida, o sea, añadirle años a la vida, más que centímetros al alto de nuestro cuerpo.
Pero, a pesar de ello, creo que la imagen de esta persona que sufre por su baja estatura, nos sirve para reflexionar respecto a lo que en realidad Nuestro Señor nos llama la atención.
¿Por qué nos afanamos tanto por aquellas cosas que no podemos cambiar por nosotros mismos y descuidamos aquellas más pequeñas quizás, pero que Dios espera que si las resolvamos?
Su Palabra nos dice que si nosotros no podemos hacer algo tan pequeño como aumentar una hora al curso de nuestra vida, ¿ para que nos vamos a preocupar de cosas más complejas aún?
Dios nos invita a ser personas eficaces con los recursos que Él nos da: Su Palabra y Su presencia constante en nuestra vida, deben ser pilares fundamentales para caminar con fe,sin afán alguno, hacia la meta del supremo llamamiento de Nuestro Señor Jesucristo.
¿Qué distrae su caminar hoy?
¿Cuál es su afán?
¿Qué imposible está luchando por conseguir?
Déjelo en las manos del Padre Bendito que lo ama profundamente y usted ocúpese en aquello que si le corresponde: el Reino de Dios y su justicia.
No malgaste su vida, en distracciones (afanes) que no logrará resolver.
Cristo tiene la respuesta que usted necesita. Sea efectivo y eficiente para el Reino, esto si le traerá beneficio a su vida.
Texto de hoy: Escritora asociada
Verónica Jeldres.