" ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto?
Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre."
Mateo 10:29
"¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre"
Nadie puede negar la realidad de la maldad, los infortunios, las carencias, la enfermedad o la muerte.
Las situaciones que pueden tocar nuestras vidas y causar dolor son reales y atemorizantes.
La posibilidad está ahí, a la vuelta.
Como la de un pájaro que es cazado y cuyo destino ya no le pertenece, y que es tan poco a ojos de sus captores, que es vendido por unas pocas monedas.
Seguro nos hemos sentido así alguna vez: encarcelados por las situaciones, solos y poco valiosos.
Hace unos años leí un libro con recelo.
Pensaba que iba a ser muy fuerte para mí saber detalles de la vida del autor dentro del campo de concentración nazi. Contrario a eso fue un libro inspirador. Viktor Frankl, psiquiatra austriaco, encontró por medio de su experiencia que "su razón de ser era ayudar a otros a encontrar su propósito en la vida". Su paso por esta situación límite le ayudó a plantear una nueva rama de la psicoterapia: la logoterapia. La que se centra en ayudar a las personas a encontrar el sentido de la vida. Él dijo: "Las ruinas son a menudo las que abren las ventanas para ver el cielo".
Nuestros momentos de crisis pueden servirnos para culpar a Dios o para depender de él.
Si miramos solo lo aparente podemos dudar pero si confiamos en que Dios tiene el control, veremos cómo él nos ayuda a que "cuando la vida nos da limones podamos hacer limonada".
El pájaro no cae en la red sin que Dios lo permita; nuestro cabello está contado, ni uno cae sin que él lo sepa; nuestra vida está segura porque aun cuando nuestro cuerpo sea afectado hay un Dios soberano que guarda nuestra alma y nos llama a no temer.
La pregunta final en el mensaje de Jesús sobre el pájaro es: "Así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos gorriones".
¿Cuál es el valor de una vida?
Para Dios valemos nada menos que la sangre de su Hijo unigénito. Las pruebas que Dios permite en nuestra vida pueden ser las oportunidades para que entendamos este valor.
El enfermo aprecia la salud, el que ha sufrido agradece la paz, el que vivió en tinieblas puede maravillarse en la luz y el que estaba condenado ama al Salvador.
¿Te miras como Dios lo hace?
Eres amado, eres valioso, eres heredero, eres hijo.
No dejes que las dificultades de la vida determinen tu valor.
Texto de hoy: Escritora Asociada:
Tamara Vidal G.
Excelente entrada. Muchas gracias.
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