lunes, 9 de septiembre de 2019

La limpieza de cada día.

#Día 252
Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? 
Lucas 11:40

Mi amiga S. me cuenta que se baña en verano dos o tres veces al día. Algunos se lavan las manos con frecuencia inusual o limpian la casa de todo tipo de pelusas, motas o briznas de polvo cada cierto  rato.

 Los seres humanos necesitan rituales, ceremonias, hábitos de limpieza, horarios, protocolos que les den cierto marco de orden y seguridad. Lo incómodo es cuando se hace de ellos una ley, una religión, un dogma,  reglamentos externos como el tipo de vestimenta, el día de guardar, ciertos alimentos que no podemos comer o –como en este caso que relata el evangelio de Lucas- la asiduidad y forma de lavarse las manos antes de comer.

Dice el apóstol Pablo “… ¿por qué siguen cumpliendo las reglas del mundo, tales como: «¡No toques esto! ¡No pruebes eso! ¡No te acerques a aquello!»? Esas reglas son simples enseñanzas humanas acerca de cosas que se deterioran con el uso. (Colosenses 2:20-22)

El Pr. Warren lo expresa así: “En nuestras creencias esenciales, tenemos unidad; en aquellas no esenciales, libertad; en todas nuestras creencias, mostramos caridad”. 

Sin duda las formas son necesarias culturalmente, bañarse,  usar ropa limpia, lavar las manos, respetar los horarios de sueño, vestir adecuado para la ocasión, etc.
Pero el Señor va un poco más allá de las formas, nos anima a cuidar esencialmente la limpieza interna, el corazón, la mente, las emociones de tal manera que lo externo se ajustará naturalmente a los usos y costumbres del entorno ¿no te parece?
Para los puros, todas las cosas son puras” (Tito 1:15)


Pasaje paralelo:
https://apuntes2019.blogspot.com/2019/06/los-verdaderos-contaminantes-dia-169.html




No hay comentarios:

Publicar un comentario