Lucas 13:2
Vinieron unas personas y le contaron al Señor Jesús que Pilato había mandado matar a unos hombres de Galilea y había mezclado la sangre de los muertos con la de los sacrificios que estaban ofreciendo; se preguntaban dentro de sí qué pecado tan grande habían cometido para merecer ese castigo tan cruento.
El paradigma local era ese, si te sucede algo terrible es la consecuencia de tus grandes pecados.
Pensamos que el mal tiene un volumen, una cierta extensión, “pecados veniales, pecados mortales, pecados por compasión, etc.”
El apóstol nos aclara el tema: “Porque todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios”
(Romanos 3:23)
Así es que cuando el Señor pregunta «¿Piensan ustedes que esos hombres sufrieron así porque eran más pecadores que todos los demás?”, su respuesta es un rotundo ¡No! Tanto las víctimas de Pilato y nosotros hemos faltado a la Ley de Dios.
Y el Señor concluye: "Y si ustedes no se arrepienten, todos ustedes también morirán."
Si reconocemos eso estamos en buen camino. El próximo paso será confesarnos a Dios, arrepentirnos y entregarnos a Su Voluntad que -sin duda alguna-, siempre será mejor que nuestras decisiones.
El Señor Jesús cambia nuestros arquetipos mentales asegurando que la muerte violenta no significa que sea un juicio de un Dios airado o que han sido pecadores extremos.
Cuando un cristiano pasa por dificultades no significa que sea más pecador que otros.
Los problemas no siempre vienen sobre una persona porque esté en pecado. Por otra parte, ser hijo de Dios no nos exime de pasar momentos críticos, eso es parte de la realidad que vivimos, consecuencia de un mundo corrupto y contaminado.
Que haya paz en tu corazón.
Fotografía: Mar de Galilea en la actualidad.
Si deseas saber más de Galilea:
https://undiaundestino.wordpress.com/2015/11/07/un-dia-en-galilea-israel/
http://www.nmidigital.com/la-galilea-mayor-jardin-israel/
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