jueves, 21 de noviembre de 2019

"El peor sordo es quién no quiere oír" #Día 325

¿Por qué no entendéis mi lenguaje? 
Porque no podéis escuchar mi palabra.
Juan 8:43

Hace algunos años se hizo una encuesta entre los lectores de Internet, cuál era la palabra más hermosa del idioma español.
Las palabras construyen mundos.
Las palabras los destruyen.
Tan poderosas son que el salmista asegura: “Por la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos, y todo su ejército por el aliento de su boca”.(Salmos 33:6)

El Señor Jesús tiene para sus contemporáneos una  amonestación,  son oyentes que no oyen.
¿No te pasa a veces que estás escuchando algo pero piensas en otra cosa?
Tus pensamientos son tan fuertes y profundos que impiden oír lo que el interlocutor dice.

Hace unos días hablamos de los filtros.
Los oyentes del Señor no entendían su lenguaje porque sus filtros eran tan poderosos y estaban tan incrustados en sus mentes que no pudieron comprender el lenguaje del Reino de los cielos.
Sin embargo las personas sencillas lo recibieron.
El creyente en Cristo tiene un poder grandioso: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.” Juan 14:26
¡Aleluya!


Poema memorable:

Tus maravillosas palabras son milagros vivientes;
no es de extrañar que anhele obedecer todo lo que digas. 
¡Abre tu palabra dentro de mí hasta que brille la luz reveladora! 
Los corazones abiertos reciben información sobre tus planes. 
Abro la boca e inhalo la palabra de Dios 
porque anhelo la revelación de tus mandamientos. 
Dirige mi corazón, Señor, 
y muéstrame tu gracia 
como lo haces con cada uno de tus adoradores devotos. 
Prepara delante de mí un camino de tus promesas, 
y no permitas que ni un solo pecado tenga dominio sobre mí.


Rey David.
(Paráfrasis Salmos 119:129-135)





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