miércoles, 18 de diciembre de 2019

La copa del dolor. #Día 352

Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?
Juan 18:11

Evitamos el dolor.
Cada vez la ciencia busca paliativos para mitigar, evitar y anular los dolores de las enfermedades.
Somos humanos.
El Señor Jesucristo tuvo un cuerpo que sufrió sin calmantes, no hubo un doctor que atenuara su agonía. La muerte en toda su extensión y poder.
¿Cómo pudo soportar?
Por amor, por obediencia, por un propósito superior.
El escritor a los  Hebreos nos da un vislumbre:
"Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios." (12:2)

 —¿A quién buscan?
 Y nuevamente ellos contestaron:
 —A Jesús de Nazaret.
 —Ya les dije que Yo Soy —dijo Jesús—, ya que soy la persona a quien buscan, dejen que los demás se vayan.  Lo hizo para que se cumplieran sus propias palabras:
«No perdí ni a uno solo de los que me diste».
Entonces Simón Pedro sacó una espada y le cortó la oreja derecha a Malco, un esclavo del sumo sacerdote.
 Pero Jesús le dijo a Pedro: «Mete tu espada en la vaina. ¿Acaso no voy a beber de la copa de sufrimiento que me ha dado el Padre? (Juan 18:7-11

No sé tú, pero creo que nuestra vida toda está destinada a glorificar al Señor, a servirle en gratitud, plenamente. Vivir por menos no es una opción.
Dios nos ayude.

***

Y una inspiradora canción: Por amor.

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