#Día 329
"Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?"
Juan 9:35
Tanto en qué creer.
Creer en la luna, en el sol, en las estrellas, en la ciencia,en las runas, en la “inmortalidad del cangrejo”, dicho que se usaba en mi pueblo cuando una se quedaba pensativa.
Somos seres de fe.
Si no creemos en Dios lo haremos en cualquier placebo.
La historia que precede a esta pregunta es de antología, la puedes leer aquí:
https://www.biblegateway.com/
Un bebé nace, crece y de pronto, sin buscarlo siquiera, se encuentra con el creador de sus ojos sin luz.
“Nació ciego para que todos vieran el poder de Dios en él.”, explica el Señor cuando le preguntan por la condición del joven.
La interrogante de 1300 millones, ¿cuál es el propósito de mi vida?
Porque invidentes, minusválidos, o discapacitados somos todos en mayor o menor medida.
Tenemos la marca de una raza desdichada, desgarrada por la nostalgia, por lo indescifrable; atados a un pasado imaginario y a un futuro hipotético, frustrados errando el blanco, buscando proyectos que nos den la plenitud.
Queremos creer en algo.
Pero ¿en qué?
¿En quién?
Nos han defraudado, nos han herido: hemos defraudado, hemos herido.
Con tan precaria fe a veces es más fácil creer en el sol, la rosa inmaculada o las aguas benditas.
¿Crees tú en el Hijo de Dios?
Sí.
No.
¿Hay alguien más en quién creer?
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