domingo, 17 de noviembre de 2019

Tejado de vidrio #Día 321

¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley?    
Juan 7;19

Existe un antiguo refrán español que dice:
“El que tiene el tejado de vidrio, no tire piedras al de su vecino”;  este dicho se aplicaría perfectamente a este pasaje bíblico.
 Aquí el contexto se basa en el hecho de la constante crítica de los religiosos de la época a Nuestro Señor Jesucristo, le cuestionan que no cumple perfectamente la Ley, que si sana en día de reposo, que si sus discípulos no ayunan, etc.
Los principales religiosos judíos se jactaban de que cumplían la Ley a la perfección, pero aquí viene la confrontación a su realidad: ¿Quién de ellos que juzgan tan duramente, cumple realmente la Ley de Dios que entregó a través de Moisés?
Ellos se preocupaban de los detalles, pero dejaban de lado lo trascendente, Mateo 23:24: Guías ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello! Para ellos era una gran falta que Jesús sanara a un enfermo en día de reposo, pero ellos no tenían problema en vivir una vida religiosa sin riqueza espiritual interna y verdadera. La crítica hacia el Señor siempre venía con jactancia y arrogancia. Por esto digo que este refrán es atingente a esta situación, para juzgar o criticar el actuar del otro, primero es necesario examinarse a uno mismo.
El apóstol Pablo nos enseña en Gálatas que restauremos a aquel que peca o se equivoca, con la mentalidad de que quizás nosotros mismos podamos equivocarnos en el futuro, es decir, corregir con humildad, con ánimo de ayudar y no destruir. Podemos exhortar con la Palabra, pero no cuestionar con arrogancia; hay una gran diferencia.
Dios nos ayude a tener misericordia, para también ser receptores de ella.
Frente a nuestro Padre celestial siempre estamos desnudos, Él conoce tanto lo público como lo secreto de nuestra vida.
Hoy él también nos pregunta ¿cumples realmente la Ley de Cristo?
¿Tienes la autoridad suficiente para criticar con vanidad y orgullo a tu hermano?
¿Qué pasa si no somos conscientes de la fragilidad de nuestro tejado y arrojamos piedras al tejado del vecino?
• Primero, autoexaminémonos delante del Señor para ser conscientes de nuestra realidad delante del Dios.
• Segundo, miremos a nuestros hermanos con amor, son parte, al igual que nosotros del cuerpo de Cristo.
• Tercero, pidamos al Señor ayuda.
¿Quizás aquel a quien estamos “juzgando” tenga un tejado más firme que nuestro frágil vidrio
• Cuarto, al exhortar o corregir busquemos edificar y no destruir.
• Quinto, antes de cada punto, SIEMPRE, pida la dirección del Espíritu Santo de Dios.
Nadie tenga más alto concepto de sí mismo que el que debe tener (Rom. 12:3)
Dios nos ayude a edificarnos mutuamente siempre, para llegar a la estatura de un perfecto hijo suyo. Bendiciones, Dios es fiel.


Texto de hoy: Escritora asociada
Verónica Jeldres


La foto del día:
Una cebra bebé con puntos. Esta condición poco común fue vista en la Reserva natural  de Masai Mara, en Kenia. Noviembre 2019.



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