Lucas 17:9
Hay diversas formas de enfocar el servicio.
Como algunos dicen “para la honra y gloria de Dios” o “démosle un aplauso a…”.
El Señor Jesús lo puso así: “¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo.”
(Mateo 6:1)
La inmediatez del aplauso es una tentación de la que se debe cuidar toda persona; está en la naturaleza humana la búsqueda de aprobación y elogio. Es significativo lo que nos dice el Señor: Diga, soy un siervo inútil porque hice solo lo que debía hacer.
Y esto –por cierto- no es una metáfora.
Hay dos expresiones que las cuales el Señor se explaya en los evangelios: "Bien, buen siervo" y "Siervo inútil". Sin duda nadie desea recibir el último calificativo, pero muchas veces no nos alcanza ni para hacer lo que tenemos que hacer ¿cómo podemos aspirar a la aprobación total?.
El mundo valora excesivamente el aplauso.
Saber quiénes somos, a dónde vamos y a quién servimos, hará de nosotros personas seguras; no habrá necesidad de la aprobación humana ni del aplauso temporal; sabemos que un día puedes recibir todos los elogios y al siguiente todos los reproches, esa es la volubilidad terrena.
La búsqueda en el servicio será agradar a nuestro Dios y eso es más que suficiente.
El apóstol Pablo lo expresa muy bien:
¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1:10
Que haya paz en tu alma
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