#Día 115: ¿A mí no me temeréis? dice Jehová.
¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena por término al mar, por ordenación eterna la cual no quebrantará?
Jeremías 5:22
Desde que tengo memoria, mi madre nos inculcó a mi hermano y a mí, el temor a Dios.
Es importante aclarar, que cuando mamá hablaba de “temor” a Dios, no se refería al miedo irracional hacia un dictador egocéntrico y caprichoso, sino más bien se refería al respeto y devoción que se merece Dios, nuestro Creador y Padre.
Salomón en los proverbios declara: “El principio de la sabiduría es el temor de Dios…” (Proverbios 1:7a) Sin duda, este es un principio digno de tener en mucha consideración.
Si no tenemos temor de Dios, no tomaremos lo suficientemente en serio el pecado.
Las consecuencias del pecado son enormes.
El pecado nos priva de las bendiciones de Dios.
El pecado entenebrece nuestros corazones.
El pecado nos separa de Dios.
En Proverbios 8:13 podemos leer lo siguiente: “El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco”.
Cuando tememos a Dios, lo único que deseamos es agradarle y honrar su nombre. Tememos pecar contra Él, porque sabemos cuán vil es el pecado, y cuánto lo aborrece Dios.
Tener temor de Dios es absoluta reverencia y admiración por nuestro Dios Todopoderoso.
En Jeremías 5:22 encontramos la siguiente declaración de Dios: “¿A mí no me temeréis? dice Jehová. ¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena por término al mar, por ordenación eterna la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán”.
¿Hemos evaluado últimamente con qué actitud nos presentamos ante Dios?
Dios es quien pone límites a los inmensos mares.
Las inquietas olas obedecen el decreto divino de no traspasar las costas arenosas. ¿No temeremos ante tan grande poder?
Dios es Todopoderoso, y digno de nuestro total asombro y respeto.
Como en antaño, aún hoy resuenan las palabras de aquel hombre sabio: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” (Eclesiastés 12:13)
Texto de hoy: Escritor Asociado
Luis Santos Vera
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