"Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?"
Jeremías 8:9
Demasiado de todo.
Ese pareciera ser el sino moderno.
Mucha información al instante.
Se sabe mucho de nada.
Incontables noticias de toda índole, verdaderas o falsas, inquietan nuestro ánimo al punto que nos impiden una reflexión profunda.
La inquietud se apodera de los habitantes, sea en nuestro Chile, en el centro de Occidente, en el Oriente medio o en el lugar más ignorado del planeta.
La Internet brinda información “altiro”; el gran oráculo –Google- responde todas las preguntas, sean acertadas o no, y se aceptan como la palabra definitiva.
Mi amiga Su. tenía al Dr. Google como su especialista de cabecera, ahí está ahora con una inhabitual cirrosis hepática, ella que jamás tomó un trago de alcohol.
“¿y qué sabiduría tienen?”, pregunta el Señor a su pueblo, y de pasada a nosotros.
La respuesta es solo una.
Viene del mismo consejo de Dios y sería de gran beneficio repasarla hasta lograr una comprensión para la vida real de hoy:
"Así ha dicho el Señor:
«No debe el sabio vanagloriarse por ser sabio, ni jactarse el valiente por ser valiente, ni presumir el rico por ser rico.
Quien se quiera vanagloriar, que se vanaglorie de entenderme y conocerme. Porque yo soy el Señor, que hago misericordia, imparto justicia y hago valer el derecho en la tierra, porque estas cosas me complacen." Jeremías 9:23-24
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