¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?
Juan 6:62
El poeta declaraba su propósito de vida:
"Ser cómo el molino de mi huerto, los pies en la tierra y la cabeza en el cielo.”
Este anhelo de la proporción perfecta es un trabajo constante en el tiempo.
A veces de tierra, a veces de cielo.
Entre prácticos racionales y místicos devotos, atrapados en la contingencia o evadidos de todo problema humano, contemplativos o materialistas, la lucha no es externa, por el contrario está dentro de cada uno.
Cada persona enfrenta sus propias luces y sombras; solo la presencia del Espíritu puede darnos la lucidez.
“¿Pues qué…?”
¿Qué pasaría…?
¿Qué tal si ves a…?
¿Qué ocurriría…
Sin duda el Señor Jesucristo era del cielo, no hace alarde de su condición, solo establece realidades en el Evangelio de Juan.
Y perfectamente hombre, sujeto a una edad, a un espacio físico y condiciones que terminaron con su vida de apenas 33 años. Como lo expresa el apóstol Pablo afirmando su divinidad:
"Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
6 el cual, siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres;
8 y estando en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte,
y muerte de cruz.
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo,
y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
10 para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
de los que están en los cielos,
y en la tierra,
y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
(Filipenses 2:5-11).
Deseo y ruego que haya paz en tu alma
Ilustración: La ascensión.
https://www.metmuseum.org/art/collection/search/436835
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