Mateo 27:46
"Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
Mateo 27:46
Todas las horas en una hora.
La hora más oscura de la humanidad y la más gloriosa.
Todas las palabras en una frase.
Las enfermedades, las angustias, los dolores más hondos, la abyección, el descalabro, los fracasos, el abandono, la soledad más desierta, todo el mal del mundo sobre un cuerpo hecho trizas.
Tal vez el profeta Isaías se acerca a vislumbrarlo:
“
Verdaderamente él soportó todos nuestros sufrimientos
y cargó con nuestros dolores.
Aunque nosotros pensamos que Dios lo había castigado,
golpeado y afligido, en realidad él fue traspasado debido a nuestra rebeldía.
Fue magullado por las maldades que nosotros hicimos.
El castigo que él recibió hizo posible nuestro bienestar.
Sus heridas nos hicieron sanar a nosotros.
Todos nosotros nos habíamos perdido como ovejas.
Cada uno agarró su propio camino.
Pero el SEÑOR cargó en él
todo el castigo que nosotros merecíamos.
Lo trataron cruelmente y lo torturaron,
pero él se mantuvo humilde y no protestó.
Permaneció en silencio,
como cuando llevan a un cordero al matadero
o como cuando una oveja guarda silencio
ante los que la trasquilan.
Isaías 53:4-9 (PDT)
El plan eterno se cumplió a cabalidad.
Fue por ti.
Por mí.
Por todos los seres humanos.
No podemos comprender ese instante.
Ni podremos jamás menguar un poco ese sufrimiento.
Solo podemos amarlo sin condiciones, dudas o vacilaciones banales.
Solo podemos servirle como Él quiera.
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