"Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?
Pero ellos callaban."
:Marcos 3:4
Jesús en la sinagoga, como de costumbre, tal y como lo haría un judío común.
Los mismos espías de siempre, o, mejor dicho, los mismos religiosos de siempre.
Un hombre enfermo que tiene la mano paralizada. Jesús pronuncia unas breves palabras al hombre: "Levántate y ponte en medio".
Ahora es el momento de las preguntas difíciles, esas que hacen que duelan los oídos, que desnudan el alma, que parten el corazón.
Esas preguntas que dejan al descubierto nuestra moral podrida, y nuestra ética distorsionada por la religión: "¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte?"
Los religiosos callan, ellos conocen las respuestas, pero su teología y adoctrinamiento no les permite pronunciar palabra alguna. En estos momentos la reputación y los dogmas son más importantes.
El hombre enfermo es sanado, ahora puede mover la mano, su felicidad desborda, los presentes se ponen de pie y aplauden.
Los religiosos rápidamente salen de la sinagoga, indignados, de inmediato planean cómo acabar con Jesús. Mientras tanto Él, Jesús, continúa “su sábado” como cada semana, salvando y transformando vidas, reparando corazones rotos, sanando enfermos, enseñando el reino de Dios. No pierde ni por un milímetro el blanco, su misión. No importa si es sábado, no hay descansos, hay que seguir trabajando. Aún queda lo más duro, pero queda poco tiempo para cumplir el propósito de Dios, en breve estará sentado a la diestra del Padre.
Texto de hoy: Escritor asociado
Luis Santos V.
La historia aquí:
https://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos+3%3A1-6&version=NTV
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