"!Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor.
"¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?"
Mateo 23:16-17
Cierta vez un carabinero me explicó: “Tengo 250 leyes para cursarle una infracción”.
Verdad.
Fui a Valparaíso y me multó un policía por cruzar mal una calle, yo no tenía idea de esa normativa.
Los fariseos fueron tan meticulosos como nuestros legisladores. Obviamente leyes estrictas "para los otros", o sea tú y yo.
El Señor los trata con impaciencia “Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.”
(Mateo 23:4)
La norma acerca de jurar había llegado a límites kafkianos. Tanto que algunos juramentos eran “obligatorios” y otros juramentos se consideraban “no obligatorios”.
El Señor zanja la cuestión así:
“Pero yo digo: ¡no hagas juramentos!
No digas: “¡Por el cielo!”, porque el cielo es el trono de Dios.
Y no digas: “¡Por la tierra!”, porque la tierra es donde descansa sus pies.
Tampoco digas: “¡Por Jerusalén!”, porque Jerusalén es la ciudad del gran Rey.
Ni siquiera digas: “¡Por mi cabeza!”, porque no puedes hacer que ninguno de tus cabellos se vuelva blanco o negro.
Simplemente di: “Sí, lo haré” o “No, no lo haré”.
Cualquier otra cosa proviene del maligno.
(Mateo 5:34-37)
Más claro que el agua.
Tips linguisticos: Kafkiano.
https://www.youtube.com/watch?time_continue=37&v=wkPR4Rcf4ww
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