Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
Mateo 6:28
Sin aretes.
Sin pinturas.
Sin joyas (ni siquiera de fantasía).
Sin vestidos de colores, lo único que usaba para ajustar un poco el sayo era un cinturón de cuero tallado heredado de su abuela.
Cuando creció y salió de su pequeño pueblo "se le soltaron las trenzas".
Adoptó con entusiasmo la moda de la gran ciudad, solo que en el cambio se fue hacia el otro extremo, unos grandes aretes, un vestido ceñido, tacones de quince centímetros, rimel y labial coronaban la indumentaria.
En su casa había varios espejos y se miraba detenidamente antes de salir, preocupada hasta el mínimo detalle de su vestimenta.
Se hizo adicta a las grandes tiendas, además de algunos modistos top; su tarjeta de crédito siempre estaba al tope de la deuda.
Con el tiempo fue volviendo a su centro., ni tan ascética ni tan extravagante, se transformó en una empresaria de éxito, volvió a la Comunidad evangélica y nos cuenta con gracia su paso por "su week-end fashion" como le llama entre risas.
El Señor Jesucristo vistió acorde a su época, ropa de lino, una túnica sin costuras que servía para cubrirse de noche, nada ostentoso ni vulgar, coherente a su condición de Maestro.
Dar a la vestimenta un lugar sobresaliente no está en su vocabulario.
El apóstol Pedro nos da una pauta para vestir, deberíamos considerarla para el buen vivir"
"No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante.
En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios" (1 Pedro 3:3-4 NTV)
Tips linguisticos: Sayo
https://es.wikipedia.org/wiki/Sayo
Fotografía: Colección Dior 2019
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