Juan 6:70
En medio de la ciudad disfruto -solo por gracia del Señor- de un jardín.
Entre todas las rosas elegí esta para mostrártela.
¿Por que?
No lo sé, tal vez el color, tal vez porque es una rosa pequeña, tal vez porque solo yo la he mirado o quizás porque es de nuestro jardín.
Cada día tenemos la maravillosa facultad de elegir, desde que despertamos hasta que volvemos a internarnos en el país de los sueños.
Qué vestir.
Qué comer.
Dónde ir.
En qué trabajar.
Qué amigos frecuentar.
Que música oír.
Qué...
Elegimos como si fuéramos dios.
Porque Dios tiene ese poder, por cierto, bastante distinto a nuestras elecciones.
El elige según su conocimiento previo, como lo explica el apóstol Pedro:
"...elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para..." (1Pedro 1:1-3)
El Señor Jesucristo llamó a muchos.
Unos se excusaron, déjame que vaya y entierre a mi padre, otro dijo: he comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos y otro, acabo de casarme.
Pero aquellos 12 respondieron positivamente y durante 3 y medio años anduvieron con Él, comieron con Él y llegaron a ser los portadores de sus palabras.
Preparados para impactar una sociedad necesitada de Dios.
Así fue, así sigue ocurriendo.
De entre miles Dios te tomó una foto, le agradó la imagen y te lanzó al mundo con un mensaje, la buena noticia de Cristo.
La belleza de Dios está en ti para mostrar la gloria de Dios.
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