Lucas 23:31 31
Cuando llegamos a la convicción que somos producto de una cadena evolutiva y no una creación de Dios, podemos caer en el abismo de calificar que una vida humana vale menos que otra.
El Señor Jesús lo pone de esta manera, si se puede destrozar un árbol verde, uno seco será más fácil y más "razonable" destruirlo.
En la vida de Cristo no hay lugar para el desprecio ni la infamia, privada o pública.
El antídoto es la compasión que nace del amor de Dios por sus criaturas.
El Señor Jesucristo no se opuso a que destruyeran su cuerpo, le clavaran las manos y los pies; se entregó a toda la tortura y la degradación que una persona puede soportar, solo porque nos amaba, nos ama y nos amará.
¿Y con el árbol seco, qué no se hará?
“Jesús habló de esto en un sentido mucho más grande, conociendo el destino de todos aquellos que lo habían rechazado. Ustedes no necesitan llorar ni una décima parte porque Cristo murió de lo que deberían de hacerlo porque lo hizo debido a que vuestros pecados hicieron necesario que él tuviera que morir. Ustedes no necesitan llorar por la crucifixión, sino que deben de hacerlo sobre sus transgresiones, porque fueron sus pecados los que clavaron a nuestro redentor en ese maldito árbol. El llorar por el Salvador que muere es lamentarse por la medicina; es mucho mejor el llorar debido a la enfermedad.” (Spurgeon)
Oremos hoy por cada uno de nosotros para que la compasión de Cristo se extienda como un manto sobre Su Iglesia de tal manera que seamos un bálsamo en una sociedad sufriente.
Que Dios mantenga intacta la paz de tu alma.
La foto del día:
Pinguinos emperadores en las Islas Malvinas.
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