"Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme."
Marcos 5:39
Entre la bruma de un día de invierno vi a aquel hombre caminando con un pequeño féretro blanco debajo del brazo.
Un hombre vestido formalmente con terno, camisa blanca y corbata, mojado hasta los huesos.
A los pocos días supe que llevaba su hijo recién nacido al cementerio. Era tan pobre que no tuvo ni un acompañante que le ayudara a mitigar su dolor.
En esta ocasión "Cuando llegaron a la casa del líder de la sinagoga, Jesús vio el alboroto y que había muchos llantos y lamentos. Entró y preguntó: «¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta; solo duerme».
Podemos observar al Señor Jesús entrando a una escena doliente y hace la pregunta un poco enfadado con las plañideras contratadas para tales ocasiones.
Cuando alguien joven se muere, especialmente una pequeña hija, no hay palabras de consuelo que sirvan.
¡Gloria a Dios que tenemos esperanza!
Cuando Jesucristo llega hay un sobrenatural soplo de aliento.
¿No sucede así en nuestra vida?
Se desatan las expectativas más inverosímiles, la fe hace su entrada por los poros, respiramos saludablemente, la enfermedad –incluso la muerte que ronda- huye y emergemos a la claridad plena.
Cuando el Señor Jesús habla los demonios enmudecen, los vientos se calman, las tormentas amainan, el invierno deja brotar las rosas desde las profundidades.
Hay todavía realidades sobrenaturales esperando por ti.
Solo es cuestión de fe.
La historia completa aquí:
https://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos+5%3A35-42&version=NTV
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