Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?
1 Samuel 16:1
Muchos todavía lloran su Saúl.
Su soberano del pasado.
Un padre, una madre, un pastor, un hijo que se alejó, una persona amada que se fue, en fin, llorar hace bien cuando es el tiempo de llorar, pero cuando se extiende "ad infinitum" se puede transformar en un impedimento para tu vida personal y para el ministerio con el que el Señor te ha dotado.
Indudablemente hay una época adecuada para todo, para llorar, pero también un tiempo para alcanzar tu propósito.
Dios no permitirá que su obra muera porque un hombre ha fallado, la obra y el proyecto de Dios va mucho más allá de cualquier persona.
No está Saúl, Dios levantará a David.
Somos testigos de un pasado glorioso y nefasto, puedes leer mil y una historia de cómo murieron los precursores del Evangelio, puedes leer cuántas quemas de Biblias se hizo en plazas públicas, y aquí estamos nosotros, vivos por la Gracia de Dios para declarar que Jesucristo es nuestro Salvador y Señor.
Dios se reserva el veredicto final.
"Así como los buitres, cuando se juntan, indican que hay un cadáver cerca, de la misma manera, esas señales revelan que el fin está cerca". (Mateo 24:28 NTV)
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