¿Hay para Dios alguna cosa difícil?
Solicita al Padre de toda revelación que abra tus ojos para que puedas saber “cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder” (Efesios 1:18-19).
Considera la incalculable grandeza del Creador.
No pienses que tus problemas son más grandes que la capacidad de Dios para resolverlos.
Tampoco pienses que tu lucha en la vida es más grande que el poder del Espíritu Santo que nos habita y nos da el triunfo.
Al igual que Sara, muchas veces creemos y podemos animar a otros a la fe; cuando nos enfrentamos a nuestros propios problemas, se nos hace un poco más difícil aplicar la fe que proclamamos.
Sin embargo aun cuando somos incrédulos, Dios permanece fiel: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” (2 Timoteo 2:13).
Reconoce su grandeza, exalta el nombre del Señor por lo que ha hecho en ti a través de su maravillosa gracia.
Afírmate en la respuesta a esa pregunta si has declarado: < Para Dios no hay ninguna cosa difícil. >
La palabra de hoy : FE
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