Sea echada fuera del campamento por siete días, y después volverá a la congregación.
Números. 12:14
Otra traducción:
El Señor le respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días?
Que se le confine siete días fuera del campamento, y después de eso será readmitida». (NVI)
Una muy antigua historia cuenta de hombre que vino donde un sabio a pedirle perdón porque había estado hablando mal de él a sus espaldas.
Le pidió perdón y le pregunto:
-¿Cómo puedo corregir mi error?, dijo el hombre.
El sabio le pidió una sola cosa: que tomara una almohada de plumas, la abriera con un cuchillo y esparciera al viento su contenido.
El chismoso se quedó extrañado, pero decidió complacerle.
Luego volvió a ver al sabio y le pregunto:
— ¿Ya estoy perdonado?
—Primero tienes que ir a recoger todas las plumas —respondió el sabio.
— ¡Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado —protesto el hombre.
—Pues igual de imposible es deshacer el daño que has causado con tus palabras—concluyo el sabio.
Sobrellevamos cicatrices de palabras con las que hemos ofendido o que nos han herido.
Las consecuencias avergüenzan muchas veces por más de siete días, al que fue ofendido o al ofensor.
El Señor ponga dominio propio a nuestra lengua, como tan bien nos aconseja el escritor Santiago 3 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.”
Palabra del día: Chisme
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